Acá no ha sido normal el uso de términos escatológicos en la literatura, en las canciones y en los audiovisuales concebidos para los niños. “Eso es caca”, aún, y escandaliza más su empleo que allí donde se ha venido dando algunos pasitos- como los de Enid y Alexis-, en pos de naturalizarlos. Aunque tal impulso no debe redundar ni en esnobismo ni en un facilismo tentador. Sino que ha de corresponder, armoniosamente, a una vocación emancipadora y descolonizadora, en beneficio del público infantil.
Se trata de algo más trascendente, de interrumpir los procesos de marginalización que atraviesan al conjunto de la sociedad en el Capitalismo Mundialmente Integrado (CMI). De un rompe-rompe del sistema de producción de la subjetividad dominante, de esas estructuras de conexión directa entre las grandes máquinas de control social y las instancias psíquicas, las maneras de percibir el mundo, la naturaleza y nuestros propios cuerpos.
Hablamos de resistirnos y superar la minorización y la infantilización que permitieron la instauración de un orden excluyente en “el jardín” europeo, luego exportado como evangelio al resto del Mundo. Porque fue de allá que nos llegó como “normal”, esas prácticas de sesgar, censurar y marginalizar, partes del cuerpo, de la sociedad y del vocabulario. De trazar límites arbitrarios o interesados, entre lo público (lo político y lo económico) y lo privado (lo doméstico y lo personal), entre lo que es “limpio”, “correcto” o “superior” y lo que “es caca”, indebido o “desechable”.
En este orden, lo más significativo y valioso ha sido lo que acontece a un nivel más público, en la sala de la casa, donde se gestiona el prestigio, y no en el baño ni en el patio, donde se gestiona lo sucio y prescindible.
Así ha sido históricamente. El rechazo, aprendido desde niños, hacia lo fecal se ha extendido simbólicamente hacia la exclusión de personas y grupos considerados como "impresentables", "contaminados" y “desechables”. Se ha producido un imaginario donde el excremento, lo sucio y lo pestilente se asocian con lo marginal, con la degradación social y la pobreza. Con representaciones y expresiones profundamente estigmatizantes, como el “shithole” de Trump, para referirse a países como Haití, El Salvador y las naciones africanas, contra los inmigrantes.
En igual medida, las metáforas coloniales de la suciedad sirvieron como un recurso discursivo y simbólico para normalizar, naturalizar y legitimar la exclusión y la dominación de otros pueblos, cuerpos y culturas, representándolos como "impíos", "bárbaros", "incivilizados" y "contaminados". Construyendo al "otro" como inferior y necesitado de una “limpieza” civilizatoria, de una subordinación “purificadora”.
En nombre de esta superioridad encantadora, las princesas de Disney no hacen pipi, ni caca. Bajo el supuesto de que mostrarlas en tales funciones corporales rompería la fantasía infantil y la imagen de "perfección" mágica que quieren transmitir. Una construcción idealizada, de perfección artificial, alejada de lo natural, lo cotidiano y lo corporal.
Lo que refuerza en las niñas normas rígidas de feminidad que pueden inhibir la curiosidad y la libertad corporal. Influenciadas por estos modelos suelen adoptar comportamientos estereotipados, rechazando juegos o estudios considerados no "femeninos". Adoptan roles pasivos o centrados en la apariencia.
Como han demostrado los psicólogos, el no normalizar estas funciones biológicas, puede desarrollar rechazo o inhibiciones, que afectan la relación con su cuerpo. Así también un miedo a ensuciarse y a explorar, a experimentar lo nuevo, actividades físicas que las hagan sudar o enfangarse, limitando su exploración del mundo y su comportamiento espontáneo, restringiendo su desarrollo integral.
- Consultar además: “Apurados y en Apuros”: lo natural y lo que es “caca” (I)
De ahí, el valor de las producciones infantiles más recientes, con fines lúdicos y educativos, que propician la aceptación de las funciones corporales como parte natural del crecimiento y el juego. Donde las cacas, el pis, los eructos o los peos, como fenómenos naturales que equiparan a todos los humanos, son los protagonistas o los motivos centrales de las historias. Contribuyendo a desmitificar estas cuestiones escatológicas; al abordarlas con humor y naturalidad. Dejando de ser, poco a poco, “malas palabras” o temas tabú.
Entre estos libros escatológicos se pueden mencionar: “La caca más bonita del mundo”, de Marie Pavlenko y Camille Garoche (Editorial Timunmas); “El gran concurso de la caca”, de Guido van Genechten (SM); “El pedo más grande del mundo”, de Laure Du Fäy (Nubeocho); “La vida secreta de los pedos y los eructos”, de Mariona Tolosa (Zahorí Books); “Lulo, el monstruo de los eructos”, de Cristina Expósito (Malian),: “La isla de los mocos”, de Alicia Acosta (Nubeocho); “Pánico en el pueblo de los mocos”, de Mrzyk & Moriceau (Litera Libros) y “Todos hacemos pipí”, de Frédérique Loew (Macmillan).
El autor de la saga Chamaquili, puso otros ejemplos en su respuesta a Marlon y destaca entre los ya clásicos, bets-seller en su momento, a “Las princesas también se tiran pedos”, de Ilan Brenman y Ionit Zilberman. Cuento protagonizado por la pequeña Laura, a la que surge una duda muy importante después de una larga discusión en clase sobre Cenicienta. A partir de que su amigo Marcelo les ha soltado aquello de que la delicada princesa se tiraba muchos.
Y claro que todo el mundo se los tira, igual si vivimos en Cuba, en las islas Fiyi o en Francia. Los gases intestinales son completamente normales y muy pocas veces son la señal de que algo está malo en nuestro cuerpo. Tan natural y universal que fue el motivo de un poema del gran poeta del Siglo de Oro español, Francisco de Quevedo:
Poema al pedo
lguien me preguntó un día/ ¿Qué es un pedo?
Y yo le contesté muy quedo:/ el pedo es un pedo,
con cuerpo de aire y corazón de viento.
Pero a las élites le conviene más poner sus focos en las diferencias, en lo que nos distingue y nos separa. En el efecto explosivo, no en el cuerpo y el corazón. En la estampida ruidosa y no en el abrazo de un alma con otras.
Términos y condiciones
Este sitio se reserva el derecho de la publicación de los comentarios. No se harán visibles aquellos que sean denigrantes, ofensivos, difamatorios, que estén fuera de contexto o atenten contra la dignidad de una persona o grupo social. Recomendamos brevedad en sus planteamientos.